La meta de la administración financiera



La meta de la administración financiera

Suponga que uno se restringe a empresas que obtienen utilidades, la meta de la administración financiera es ganar dinero o añadir valor para los propietarios. Por supuesto, este propósito es un poco vago, de manera que a continuación se examinan algunas formas de formularla a fin de encontrar una definición más precisa. Esta descripción es importante porque conduce a una base objetiva para tomar decisiones financieras y evaluarlas.


Metas posibles

Si se consideraran las posibles metas financieras, podrían encontrarse algunas ideas como las siguientes:


  • Sobrevivir.
  • Evitar las dificultades financieras y la quiebra.
  • Derrotar a la competencia.
  • Optimizar las ventas o la participación de mercado.
  • Minimizar los costos.
  • Maximizar las utilidades.
  • Mantener un crecimiento constante de las ganancias.

Éstas son sólo algunas metas que podrían mencionarse. Además, como meta, cada una de estas posibilidades le presenta problemas al administrador financiero.


Por ejemplo, es fácil incrementar la participación de mercado o las ventas de unidades; todo lo que se debe hacer es bajar los precios o relajar los términos de crédito. De manera similar, siempre es posible disminuir los costos tan sólo prescindiendo de cosas como investigación y desarrollo. Se puede evitar la quiebra si nunca se pide dinero prestado o nunca se corren riesgos, etc. No está claro de qué manera cualquiera de estas actividades beneficia a los accionistas.


Quizá la maximización de las utilidades sea la meta más mencionada, pero tampoco es un objetivo muy preciso. ¿Significa obtener utilidades este año? De ser así, debe ponerse de relieve que acciones como diferir el mantenimiento, dejar que los inventarios disminuyan y tomar otras medidas de reducción de costos a corto plazo tenderán a incrementar las utilidades ahora, pero estas actividades no son por fuerza deseables.


La meta de maximizar las utilidades se podría referir a alguna especie de utilidades “a largo plazo” o “promedio”, pero aun así no está claro lo que significa esto con exactitud. En primer lugar, ¿se quiere decir algo como contabilizar el ingreso neto o las ganancias por acción? Como se verá con mayor detalle en el siguiente capítulo, estas cifras contables podrían tener muy poco que ver con lo que es bueno o malo para la empresa. En segundo lugar, ¿a qué se refiere uno cuando se dice a largo plazo? Como alguna vez puntualizó un famoso economista, ¡en el largo plazo todos estaremos muertos! Para finalizar, esta meta no dice cuál es el trueque apropiado entre las utilidades actuales y las futuras.


Todas las metas que se han mencionado aquí son diferentes, pero tienden a caer en dos clases. Las primeras se relacionan con la rentabilidad. Todas las metas que implican ventas, participación de mercado y control de costos se relacionan, al menos de manera potencial, con diferentes formas de obtener utilidades y de incrementarlas. Las metas del segundo grupo, que implican evitación de la quiebra, estabilidad y seguridad, se relacionan de alguna manera con el control del riesgo. Por desgracia, estos dos tipos de metas son un tanto contradictorios. La búsqueda de utilidades suele implicar cierto elemento de riesgo, de manera que en realidad no es posible maximizar tanto la seguridad como las utilidades. Por consiguiente, lo que se necesita es una meta que abarque ambos factores.


La meta de la administración financiera

En una corporación, el administrador financiero toma decisiones en nombre de los accionistas de la empresa. Debido a esto, en vez de hacer una lista de las posibles metas para el administrador financiero, lo que en realidad se necesita es responder una pregunta más fundamental: desde el punto de vista de los accionistas, ¿en qué consiste una buena decisión de la administración financiera?


Si se supone que los accionistas compran acciones porque buscan ganar en el terreno financiero, entonces la respuesta es obvia: las buenas decisiones incrementan el valor de las acciones y las malas decisiones lo disminuyen.


Dadas las observaciones anteriores, se concluye que el administrador financiero actúa en beneficio de los accionistas cuando toma decisiones que incrementan el valor de las acciones. De esta manera, la meta apropiada para el administrador financiero se puede expresar con sencillez:


La meta del administrador financiero es maximizar el valor actual por acción de las acciones existentes.


La meta de maximizar el valor de las acciones evita los problemas relacionados con las diferentes metas antes relatadas. No hay ninguna ambigüedad en el criterio y no hay un problema a corto ni a largo plazos. Se quiere decir de manera explícita que la meta consiste en maximizar el valor actual de las acciones.


Si esta meta parece un poco fuerte o unidimensional, hay que tener presente que los accionistas de una empresa son propietarios residuales. Con esto se quiere decir que sólo tienen derecho a lo que queda después de pagarles a empleados, proveedores y acreedores (y cualquiera con un reclamo legítimo) lo que se les adeuda. Si cualquiera de estos grupos se queda sin recibir ese pago, los accionistas no obtienen nada. Por consiguiente, si los accionistas están ganando en el sentido de que el sobrante —la porción residual— está aumentando, debe ser cierto que todos los demás también están ganando.


Debido a que el objetivo de la administración financiera es maximizar el valor de las acciones, es necesario aprender la forma de identificar los arreglos de financiamiento y las inversiones que tienen un efecto favorable sobre el valor de las acciones. Esto es precisamente lo que se va a estudiar. De hecho, se podría definir a las finanzas corporativas como el estudio de la relación entre las decisiones de negocios y el valor de las acciones en los negocios.


Una meta más general

Conocida la meta expresada en la sección anterior (maximizar el valor de las acciones), surge una pregunta obvia: ¿cuál es la meta apropiada cuando la empresa no ha cotizado en la bolsa de valores? En realidad, las corporaciones no son el único tipo de empresa, y las acciones en muchas corporaciones muy rara vez cambian de manos, así que resulta difícil decir cuál es el valor por acción en un momento determinado.


Siempre y cuando se trate de empresas que buscan obtener utilidades, sólo se necesita una ligera modificación. El valor de las acciones en una corporación es simplemente igual al valor del capital de los propietarios. Por lo tanto, una forma más general de expresar la meta es: maximizar el valor de mercado del capital existente de los propietarios.


Si se tiene presente lo anterior, no importa si la empresa es de propiedad única, una sociedad colectiva o una corporación. En cada caso, las buenas decisiones financieras incrementan el valor de mercado del capital de los propietarios y las malas lo disminuyen. De hecho, aun cuando se ha decidido enfocarse en las corporaciones, los principios que se analizan se aplican a todas las formas empresariales. Muchos de ellos incluso son aplicables en el sector cuyo fin no es el lucro.


Por último, la meta no implica que el administrador financiero deba emprender acciones ilegales o no éticas con la esperanza de incrementar el valor del capital de la empresa. Lo que se quiere decir es que el administrador fi nanciero hace un buen trabajo para los propietarios de la empresa al identificar bienes y servicios que le añaden valor a la empresa, ya que éstos son valorados y apreciados en el mercado libre.


SARBANES-OXLEY

En respuesta a los escándalos corporativos en empresas como Enron, WorldCom, Tyco y Adelphia, el Congreso estadounidense promulgó la Sarbanes-Oxley Act en 2002. Esta ley, mejor conocida como “Sarbox”, tiene como finalidad proteger a los inversionistas de los abusos corporativos. Por ejemplo, una sección de Sarbox prohíbe la concesión de préstamos personales de una empresa a sus funcionarios, como los que recibió el director ejecutivo de WorldCom, Bernie Ebbers.


Una de las secciones fundamentales de Sarbox entró en vigor el 15 de noviembre de 2004. La sección 404 requiere, entre otras cosas, que el reporte anual de cada empresa deberá tener una evaluación de la estructura del control interno de la compañía y de su información financiera. Entonces, el auditor deberá evaluar y dar fe de la evaluación realizada por la administración respecto a estos puntos.


Sarbox contiene otros requisitos fundamentales. Por ejemplo, los funcionarios de la corporación deben revisar y firmar los reportes anuales. Deben declarar en forma explícita que el reporte anual no contiene ninguna declaración falsa u omisiones de importancia; que los estados financieros presentan los resultados financieros de manera razonable, y que son responsables por todos los controles internos. Por último, el reporte anual debe presentar información sobre cualesquier deficiencia en los controles internos. En esencia, Sarbox responsabiliza a la administración de la empresa por la exactitud de los estados financieros de ésta.


Debido a sus amplias exigencias de información, el cumplimiento con Sarbox puede ser muy costoso, lo cual ha conducido a algunos resultados inesperados. Desde su implantación, cientos de empresas públicas han optado por “oscurecerse”, lo cual quiere decir que sus acciones ya no se negocian en las bolsas de valores más importantes (en cuyo caso Sarbox ya no es aplicable). La mayor parte de estas empresas declararon que su razón fue evitar el costo del cumplimiento. De manera irónica, en tales casos la ley tuvo el efecto de eliminar la revelación pública en lugar de mejorarla.


Es probable que Sarbox también haya afectado a los negocios que han optado por convertirse en empresas públicas en Estados Unidos. Como alternativa, muchas compañías establecidas en Estados Unidos han optado por convertirse en empresas públicas en el Mercado de Inversiones Alternativas de la Bolsa de Valores de Londres (AIM, siglas de Alternative Investment Market). Los ahorros en costos pueden ser enormes, sobre todo en el caso de pequeñas empresas. Por ejemplo, Pronotex Technologies, un desarrollador de celdas de combustible situado en Southborough, Massachusetts, estimó que el estar inscrito en el AIM tiene un costo de casi 1 millón de dólares por año en costos de cumplimiento y envíos postales a los accionistas. En contraste, el costo anual de estar inscrito en el NASDAQ sería de más o menos 3 millones de dólares y una gran parte del incremento se debe a los costos de cumplimiento de Sarbox.


Post a Comment

Artículo Anterior Artículo Siguiente